
Mi hija, la mayor, a parido anteayer un hermoso varón que llevará por nombre y apodo Mateo.
Su irrupción ha certificado automáticamente mi calidad de abuelo y el guiño del ojo derecho que me hizo a traves de la ventana de observación me impuso el compromiso vitalicio de satisfacer sus requerimientos.
Aún no se han contactado nuestros pellejos ni he podido acunarlo pero intuyo que cuando estemos me hará saber que me ha designado ya su abuelo favorito.
Le haré entender que no me entristece si también nombra favorito 2 a su tata Talo.
Le anunciaré que le está preparado el sol y la arena y la tibia playa para jugar desde septiembre a mayo y que podrá entonces ir a los arboles y a chapotear la lluvia y a mirar el rio, si quiere, entre junio y agosto.
Mi hija, la mayor, me apodó anteayer tata Chavo.