06 mayo 2017

Tour




Salir al mundo a buscar -para internalizar- realidades distintas para comparar y  reflexionar  y reorientar cada vez el andar .

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Mientras avanzábamos en cómodos 4x4 a través caminos serpiginosos  de tierra por bordes de lechos de ríos actualmente secos y con la excitante incertidumbre del no saber lo que nos deparaba la excursión seleccionada,  sucedía que a la vera del camino y a cierta distancia de numerosas  casas construidas en barro del mismo color del suelo y de los cerros..., se alineaban - tomándose  cierta distancia entre ellos -   mal vestidos, mocosos y despeinados pequeños preescolares sonrientes mientras otros  corrían hacia el camino para  alcanzar nuestro  paso   y todos, so pretexto de saludarnos, extendían sus brazos y agitaban  sus  manos esperando  recibir de nosotros , a cambio, alguna galleta, algún dulce o alguna moneda de valor mínimo, inentendido  sobrante cambio de algún souvenir ya comprado.
Sería esa una entretencion rutinaria para ellos ante el paso programado y periódico de turistas y  solo un juego de niños? 
Sería ello la recaudación  esperada  por cada niño al que  ese día le tocó la suerte  de haber coincidido con alguna   de nuestras paradas para recaudar y aportar con ello al ingreso de su respectiva  familia?
No  sospechaba  la pena que me embargaría al descubrir   de primera fuente esa tan deplorable condición de vida impuesta en lo inmediato a esos inocentes  mocosos tan aislados del resto del mundo (?).
(?) Sabrá el "rey" de este país de la existencia en sus dominios de estos caminos de tierra, de estas casas de barro, de sus moradores y de estos niños?
Condición mezquina que con casi total probabilidad  recaerá también sobre  sus futuros. 
Sus presentes y sus futuros....  tan distintos a los míos, a los nuestros. Comparativamente avergonzantes.
Heme aquí, turista improvisado, portador de una fotográfica que pretendía archivar las bellezas de este viejo mundo africano. Bellezas que solo voy encontrando en la flora y en los accidentes geográficos pero de ninguna manera  en la fauna explotada ni en lo que sigo viendo  de lo político y de lo social humano.
Ordenamos al chofer disminuir la velocidad del carro y detenernos cada cierto tramo  para cumplir con la acción liberadora de conciencia de entregar esas incomodantes   sobrantes monedas a cada chiquito que  tocaba.  
De pronto los niños parecían multiplicarse hasta el infinito. Fue tal que nos vimos obligados  a dejar a muchos sin el premio lastimeramente reclamado para su gracioso saludo.
Ya dejados atrás los saludantes,  saboreo en mi garganta el trago dulce del haber dado algo y simultáneamente,  predominantemente,  el sabor amargo de la cuestión del porqué deben de ser así también aquí las cosas y el sabor regurgitado aún  más amargo  del  sentir que aparentemente "no puedo hacer nada" para remediar lo que me resuena injusto . 
Esta claramente asignado para la reflexión y evaluación sincera y cuidadosa  el si es real y   correcta la expresión vertida de  "no puedo hacer nada".

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Seguimos.
La potente cámara  colgada al cuello esta presta para inmortalizar entonces, ya pasado el trago, las bellezas del planeta que se  me empiezan a mostrar en estos  ahora alcanzados rincones terrenales, inimaginados albergues humanos.
La excursion transcurre a  unos 80 km del caserío mas cercano y en medio de ninguna parte.
Estaban para mi lente,  entre cerros agrestes cubiertos con millones de piedras grises que les otorgaban  rugosidad y con miles de dispersos pequeños mechones de hierbas silvestres resecas, decenas de cabras y carneros  desperdigados entre montículos al cuidado de un perro agrupador y a la vista de un pastor sentado en alguna piedra mayor en un lugar  de esa nada más o menos central  respecto del 
rebaño.
A mi lado, tras una  breve explanada  la entrada  a una residencia. Era una cueva rectangular cavada en la roca arcillosa  de unos 3 por 4  metros, obscura  y  con la mitad del piso  cubierta por una raída alfombra de color de predominio rojo acompañada de  algunos cojines grises y negros tejidos con lanas de cabras que   arrumados en un vértice esperan acomodar rutinariamente cada tardenoche a sus agotados moradores y a los muy eventuales visitantes, como nosotros ahora.   Intrusos sorprendidos o reales observadores, no se,  pero completamente intrascendentes como probables legisladores.
Para la reflexión el concepto  de "intrascendencia".

Cerca del fondo de la habitación, en el lado no alfombrado,   encuclillada y parcialmente tapada por su telar, una mujer setentiochentona (a juzgar por sus manos)  con su cara y cabeza cubiertas por un   velo negro  que solo permitía asomaran sus ojos morenos y cansados pero desviados pudorosamente  al suelo ante el desvergonzado escrutinio de los míos. Mientras eso, automáticos sus dedos entrecruzaban la hebra de lana de cabra por ella hilada  y le daban sustancia a una especie de ancha bufanda  o pañoleta de color gris sucio que a modo de biombo la separaban  del resto del ocurrir en la cueva y en la realidad....del mundo.
Y eso era diario.... y años... y la vida.
Por la piel del mentón descubierta pude advertir su estirpe negroide aunque no pude entender absolutamente ninguna palabra de las guturales emitidas en su beréber susurrado, evidentemente.
Pensé en mi realidad  mientras buscaba  su
mirada que no me dió.
Pensé y enumeré  todas aquellas  cosas que  ocupan  hoy cada pieza de mi  casa.
Pensé en el microondas, en la aspiradora, en la cama y su velador, en la luz eléctrica , en el lavatorio del baño  y en la ducha.
Pensé en el tiempo ocupado en ir y venir cada día desde y hacia mi casa y hacia y desde mi trabajo.
Mientras: ...  ella le agregaba, sin desplazarse absolutamente nada y moviendo tan solo sus manos, otra hebra de lana a su tejido entelado . 

El pastor  sigue esperando a que  su rebaño se termine de  satisfacer del comistrajo de los mechones de hierbas silvestres para regresarlo apiñado a un plano cercano a la cueva, su casa, su hogar, su refugio.
Cuantos años amigo? le pregunté. 
Más o menos  88 ..... más o menos, dijo.

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Excursión del 6to día. 
Parada del minibús .Primero el baño.  
Necesitaba   orinar después de 2 hrs de bus y dos Heineken consumidas durante el camino.
Veníamos de  Ait Ben Haddou . 
Precioso  lugar en donde me sentí extrañamente emocionado porque sabía  se filmó allí la película  Jesus de Nazareth  de Zeffirelli  que evidentemente vi en su momento y también entonces me emocioné.
Escalé hasta la cima del  montículo para 
 obtener  las mejores fotografías del lugar, recomendación expresa del guía de la excursión. Serían , según después vi,  las mismas mejores fotografías de todos los lugares que visité.
Tropecé en la escalera  kilométrica porque un escalón era más alto que el resto.  Pensé si el actor al filmar subiendo como ahora yo habría tropezado también . Pensé que Jesus lo hizo cargando una cruz y yo , cargando solo mi sobrepeso apenas lo logré.
El descenso fue más fácil. Cada cierto tramo apostados vendedores me asaltaron apenas  toque  alguna mercancía y cuando manifesté desinterés me  interrogaban con un   " cuánto quiere pagar? y cuando desistí  y expresé desinterés ...el final " no pasa nada señor"... "no pasa nada".

Ya en la medina.
Y aún más Medina dentro de la Medina .
Callejuelas estrechas, nuevamente el concepto arquitectónico se repite.
Comercio en ambos lados invadiendo las calles ocupadas por cientos de marroquíes y de turistas y por motocicletas y bicis y triciclos de locales.
Cientos , no!. Miles de negocios .
Demasiada oferta creo.
Demasiada.
Miles, no, millones de artículos. 
Laberintos.
Infinitos casi.
Demasiados.

Vuelvo al hotel instalado central en una para mi cualquiera de las calles de la Medina. 
Traspaso una puerta como cualquiera de las millones de allí  y ... oh! Sorpresa!...:
belleza,
opulencia arquitectónica
impecabilidad en la limpieza y el los olores.
Contraste absoluto entre hotel y la calle.
Insospechable.
Increíble.
Yo allí protegido en un entorno semejante al de mi casa.  Cómodo, limpio, cálido.

Me siento siendo un vulgar turista de vacaciones, disfrutando, sacándole  fotos a realidades distintas. 
Reteniendo en mi  escasa memoria la realidad distinta e infotografiable que me abofetea.
Mascullando reclamos al creador mientras camino.
Respirando emociones encontradas . 
Queriendo disculparme pese a no haber hecho nada, justamente  por no estar haciendo nada.
Gozando mirando el planeta que también es mío y que con propiedad casi violenta reclamo como tal para soñar que lo modifico según mi juicio.

Mañana me voy a levantar temprano y voy a ir a la oficina  de la que no saldré hasta el próximo viaje que espero sea al sur de Chile .

Av. Recoleta

  i pasó por la vereda de enfrente. Creo que me miró. Creo. Quizá    solo lo imaginé porque s iguió sin voltearse. No enlenteció su paso. i ...