Salir al mundo a buscar -para internalizar- realidades distintas para comparar y reflexionar y reorientar cada vez el andar .
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Mientras avanzábamos en cómodos 4x4 a través caminos serpiginosos de tierra por bordes de lechos de ríos actualmente secos y con la excitante incertidumbre del no saber lo que nos deparaba la excursión seleccionada, sucedía que a la vera del camino y a cierta distancia de numerosas casas construidas en barro del mismo color del suelo y de los cerros..., se alineaban - tomándose cierta distancia entre ellos - mal vestidos, mocosos y despeinados pequeños preescolares sonrientes mientras otros corrían hacia el camino para alcanzar nuestro paso y todos, so pretexto de saludarnos, extendían sus brazos y agitaban sus manos esperando recibir de nosotros , a cambio, alguna galleta, algún dulce o alguna moneda de valor mínimo, inentendido sobrante cambio de algún souvenir ya comprado.
Sería esa una entretencion rutinaria para ellos ante el paso programado y periódico de turistas y solo un juego de niños?
Sería ello la recaudación esperada por cada niño al que ese día le tocó la suerte de haber coincidido con alguna de nuestras paradas para recaudar y aportar con ello al ingreso de su respectiva familia?
No sospechaba la pena que me embargaría al descubrir de primera fuente esa tan deplorable condición de vida impuesta en lo inmediato a esos inocentes mocosos tan aislados del resto del mundo (?).
(?) Sabrá el "rey" de este país de la existencia en sus dominios de estos caminos de tierra, de estas casas de barro, de sus moradores y de estos niños?
Condición mezquina que con casi total probabilidad recaerá también sobre sus futuros.
Sus presentes y sus futuros.... tan distintos a los míos, a los nuestros. Comparativamente avergonzantes.
Heme aquí, turista improvisado, portador de una fotográfica que pretendía archivar las bellezas de este viejo mundo africano. Bellezas que solo voy encontrando en la flora y en los accidentes geográficos pero de ninguna manera en la fauna explotada ni en lo que sigo viendo de lo político y de lo social humano.
Ordenamos al chofer disminuir la velocidad del carro y detenernos cada cierto tramo para cumplir con la acción liberadora de conciencia de entregar esas incomodantes sobrantes monedas a cada chiquito que tocaba.
De pronto los niños parecían multiplicarse hasta el infinito. Fue tal que nos vimos obligados a dejar a muchos sin el premio lastimeramente reclamado para su gracioso saludo.
Ya dejados atrás los saludantes, saboreo en mi garganta el trago dulce del haber dado algo y simultáneamente, predominantemente, el sabor amargo de la cuestión del porqué deben de ser así también aquí las cosas y el sabor regurgitado aún más amargo del sentir que aparentemente "no puedo hacer nada" para remediar lo que me resuena injusto .
Esta claramente asignado para la reflexión y evaluación sincera y cuidadosa el si es real y correcta la expresión vertida de "no puedo hacer nada".
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Seguimos.
La potente cámara colgada al cuello esta presta para inmortalizar entonces, ya pasado el trago, las bellezas del planeta que se me empiezan a mostrar en estos ahora alcanzados rincones terrenales, inimaginados albergues humanos.
La excursion transcurre a unos 80 km del caserío mas cercano y en medio de ninguna parte.
Estaban para mi lente, entre cerros agrestes cubiertos con millones de piedras grises que les otorgaban rugosidad y con miles de dispersos pequeños mechones de hierbas silvestres resecas, decenas de cabras y carneros desperdigados entre montículos al cuidado de un perro agrupador y a la vista de un pastor sentado en alguna piedra mayor en un lugar de esa nada más o menos central respecto del
rebaño.
A mi lado, tras una breve explanada la entrada a una residencia. Era una cueva rectangular cavada en la roca arcillosa de unos 3 por 4 metros, obscura y con la mitad del piso cubierta por una raída alfombra de color de predominio rojo acompañada de algunos cojines grises y negros tejidos con lanas de cabras que arrumados en un vértice esperan acomodar rutinariamente cada tardenoche a sus agotados moradores y a los muy eventuales visitantes, como nosotros ahora. Intrusos sorprendidos o reales observadores, no se, pero completamente intrascendentes como probables legisladores.
Para la reflexión el concepto de "intrascendencia".
Cerca del fondo de la habitación, en el lado no alfombrado, encuclillada y parcialmente tapada por su telar, una mujer setentiochentona (a juzgar por sus manos) con su cara y cabeza cubiertas por un velo negro que solo permitía asomaran sus ojos morenos y cansados pero desviados pudorosamente al suelo ante el desvergonzado escrutinio de los míos. Mientras eso, automáticos sus dedos entrecruzaban la hebra de lana de cabra por ella hilada y le daban sustancia a una especie de ancha bufanda o pañoleta de color gris sucio que a modo de biombo la separaban del resto del ocurrir en la cueva y en la realidad....del mundo.
Y eso era diario.... y años... y la vida.
Por la piel del mentón descubierta pude advertir su estirpe negroide aunque no pude entender absolutamente ninguna palabra de las guturales emitidas en su beréber susurrado, evidentemente.
Pensé en mi realidad mientras buscaba su
mirada que no me dió.
Pensé y enumeré todas aquellas cosas que ocupan hoy cada pieza de mi casa.
Pensé en el microondas, en la aspiradora, en la cama y su velador, en la luz eléctrica , en el lavatorio del baño y en la ducha.
Pensé en el tiempo ocupado en ir y venir cada día desde y hacia mi casa y hacia y desde mi trabajo.
Mientras: ... ella le agregaba, sin desplazarse absolutamente nada y moviendo tan solo sus manos, otra hebra de lana a su tejido entelado .
El pastor sigue esperando a que su rebaño se termine de satisfacer del comistrajo de los mechones de hierbas silvestres para regresarlo apiñado a un plano cercano a la cueva, su casa, su hogar, su refugio.
Cuantos años amigo? le pregunté.
Más o menos 88 ..... más o menos, dijo.
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Excursión del 6to día.
Parada del minibús .Primero el baño.
Necesitaba orinar después de 2 hrs de bus y dos Heineken consumidas durante el camino.
Veníamos de Ait Ben Haddou .
Precioso lugar en donde me sentí extrañamente emocionado porque sabía se filmó allí la película Jesus de Nazareth de Zeffirelli que evidentemente vi en su momento y también entonces me emocioné.
Escalé hasta la cima del montículo para
obtener las mejores fotografías del lugar, recomendación expresa del guía de la excursión. Serían , según después vi, las mismas mejores fotografías de todos los lugares que visité.
Tropecé en la escalera kilométrica porque un escalón era más alto que el resto. Pensé si el actor al filmar subiendo como ahora yo habría tropezado también . Pensé que Jesus lo hizo cargando una cruz y yo , cargando solo mi sobrepeso apenas lo logré.
El descenso fue más fácil. Cada cierto tramo apostados vendedores me asaltaron apenas toque alguna mercancía y cuando manifesté desinterés me interrogaban con un " cuánto quiere pagar? y cuando desistí y expresé desinterés ...el final " no pasa nada señor"... "no pasa nada".
Ya en la medina.
Y aún más Medina dentro de la Medina .
Callejuelas estrechas, nuevamente el concepto arquitectónico se repite.
Comercio en ambos lados invadiendo las calles ocupadas por cientos de marroquíes y de turistas y por motocicletas y bicis y triciclos de locales.
Cientos , no!. Miles de negocios .
Demasiada oferta creo.
Demasiada.
Miles, no, millones de artículos.
Laberintos.
Infinitos casi.
Demasiados.
Vuelvo al hotel instalado central en una para mi cualquiera de las calles de la Medina.
Traspaso una puerta como cualquiera de las millones de allí y ... oh! Sorpresa!...:
belleza,
opulencia arquitectónica
impecabilidad en la limpieza y el los olores.
Contraste absoluto entre hotel y la calle.
Insospechable.
Increíble.
Yo allí protegido en un entorno semejante al de mi casa. Cómodo, limpio, cálido.
Me siento siendo un vulgar turista de vacaciones, disfrutando, sacándole fotos a realidades distintas.
Reteniendo en mi escasa memoria la realidad distinta e infotografiable que me abofetea.
Mascullando reclamos al creador mientras camino.
Respirando emociones encontradas .
Queriendo disculparme pese a no haber hecho nada, justamente por no estar haciendo nada.
Gozando mirando el planeta que también es mío y que con propiedad casi violenta reclamo como tal para soñar que lo modifico según mi juicio.
Mañana me voy a levantar temprano y voy a ir a la oficina de la que no saldré hasta el próximo viaje que espero sea al sur de Chile .