29 marzo 2020

Desde mi cuarentena.





Cada cierto rato en el andar  se hace  necesario  detenerlo para descansar la musculatura del caminar.
Cada cierto rato en el vivir se hace necesario detenerse para evaluar  la orientación  de ese andar.

La intensidad de esa eventual observación va aumentando indefectiblemente según avanzan  en nosotros (mi)  los años  
y está determinada  por el  “in crescendo”  paulatino de  la certeza de la existencia de un final.

Un final que no está (para nadie evidentemente ) en discusión 
pero que todos relatamos  y aceptamos en su teoría 
aunque no somos capaces ni atisbamos el sentirlo ni el verlo  realmente  en cercanía.. 
Son escasas las excepciones.

La certeza de la extinción nos lleva a plantearnos (en los escasos momentos de introspección que nos otorgamos)
el significado del vivir y del  camino a definir según sea nuestra propia concepción del existir. 

La pregunta de si estamos  logrando el grado (aunque mínimo) de felicidad,
lo que significaría que disfrutamos de este  pasar.
O es que  solo estamos (muy probablemente)  dejando para un mañana 
(de incierta ocurrencia) todo lo que se deberíamos  provocar sea ahora ya?

Elucubro  libremente y describo.

Me reconozco sumido en una actividad que ocupa prácticamente todo mi tiempo vigil 
que me imposibilita de realizar actividades por las que, ante una teórica y lúdica posibilidad,  cambiaria mi vivir.

Me reconozco enfermo por adicción  crónica y casi juvenil de la actividad laboral 
que no me ha dejado ver que he excedido  ya el nivel de ocupación  y que ademas,
como parte de la patología, hace que mi razón justifique la ocupación y me excuse de ser el que quiero ser.

¿Es que ya es tal mi nivel de adicción
o es ya tal mi condicionamiento 
que me veo realmente impidido de hacer el   cambio?

¿Camino ya con anteojeras en linea recta invariable  pese a que eventualmente puedo asi  desembocar en el limbo de la mediocridad y del olvido?

¿Que espero que ocurra en mi entorno y/o  dentro de mi para que finalmente implemente el cambio?

Ya son varios los de mi generación cuya biografia anota año de termino por una u otra causa mas o menos azarosa . Eso me lleva a sospechar que eventualmente no alcanzaron ellos a hacer el cambio ser y los alcanzó la muerte procrastinando.

Tengo miedo de que pase frente a mi puerta el vagón en el que ya están mis compañeros recordados  y toque la bocina característica que indica que esta al partir y que debo apurarte por subir.  
No quiero subir como ahora. 
Quiero ya haber cambiado mi forma de vivir, alcanzar a vivir algún tiempo así para encontrarme entonces después con un buen post morir.
¡ No me puedo ir aun vagonero !

Av. Recoleta

  i pasó por la vereda de enfrente. Creo que me miró. Creo. Quizá    solo lo imaginé porque s iguió sin voltearse. No enlenteció su paso. i ...