Querido viejito pascuero:
Llevo ya 59 años escribiéndote
y aunque muchos se ríen de mi acción
mantengo firme la convicción de tu existir y de que puedo soñar
pese a que los incrédulos dificultan tu advenir.
Se que de una u otra forma te las arreglarás para estar cada navidad
para todos quienes disfrutan en el alma la ocasión
y que son, fundamentalmente, los niños.
Es a ellos a los que se les inculca tu existir y a los que luego se les revela
equivocadamente tu virtualidad.
Pese a ello algunos han (he) seguido protegiendo en el corazón
la veracidad del regalador que jamas nadie verá.
Querido viejito:
Yo te veo, aun a mis 65.
Te veo llegar en la sonrisa de los niños que esperan con ansiedad tu invisibilidad
y en mis lagrimas de emoción al disfrutar de esta tan simple ilusión
que se anuncia ya con un arbolito decorado en cada lugar.
Quiero que sepas que te admiro porque tu regalar se cumple con el tan solo acto de solicitar
y con absoluta independencia de la polaridad política, religiosa o intelectual;
con total prescindencia de la inclinación sexual o política
y del color de la piel y del estrato social.
Sin embargo queridísimo mío debo manifestarte como cada año,
que desgraciadamente no se logra aun cumplir en nuestra humanidad
el profundo sentido de tu ilusión; que se encarne y que viva
permanentemente en cada ser en cada día tras el despertar.
Siguen si los juguetes haciendo felices a los pequeños que solo saben jugar
pero hay tantos aún que no logran entender que la ceremonia del dar es y debe ser el motivo permanente de satisfacción individual.
Que para eso solo se requiere querer dar lo que además rebotará como bumerán y nos inundará con la misma fuerza de nuestra devoción inicial.
Por ultimo viejito amigo, querido,
te pido me traigas y para todos y cada uno de los de esta mi comunidad
la magia de la humildad
que permita nos escuchemos y respetemos en nuestra individualidad
para disfrutar así de un existir que nos permitirá, como a ti,
regalar las ganas de regalar.
atentamente
Chavo Calderón
Navidad del 2021.