21 febrero 2022

Llanto






Despierta mamá! Despierta! 

Nuestros bebés están llorando. 

Vamos! Acompáñame  a ver que les pasa por favor! 


Duérmete viejo!  Estás soñando.  

Nuestros bebés menores tienen ya más de treinta años

y están en sus piezas con sus hijos y maridos. 

Vuélvete a dormir. 


No mamá. Nuestras hijas están llorando, yo lo sé.

Y si no me acerco a verlas sé que los llantos que escucho  me harán llorar a mi.

Y sé que tú los escuchas también.


Cuando nuestras hijas  fueron bebés 

me levanté cada vez a  reubicar en su boca  la mamadera adormecedora para que se volvieran a dormir.

Hoy,  si siento también  que lloran  viejo, 

pero no podemos ya nada hacer.


Esperemos  al amanecer para que al levantarse 

puedan  llegar aquí y ver que estamos  abrazados 

durmiendo y  sonriendo felices de poder estar así.

Eso les hará saber que la decisión que el alma toma de estar juntos 

es para ser felices

tan simple como descubrir que nace del amar el querer vivir así.


Créeme que ya mañana no escucharás a tus bebés llorar

y duérmete viejo ya!  que es muy tarde y te tienes que levantar a trabajar.

04 febrero 2022

Infinitesimal

Cierro los ojos e inspiro tan profundo como puedo y tantas veces hasta sentir que estoy plenamente conmigo mismo.

Los abro y camino lento, muy lento. Al aire libre admiro el paisaje y mi entorno inmediato.

Me detengo a poco andar  para acercar la mirada a una flor que siento claramente  me llama con su color.   

Pequeña  y fresca  despliega su hermosura en un rincón casi invisible de un área común y ordinaria.

La congelo entre mis imágenes memorizadas y escucho me dice que se ha cumplido el motivo de su existencia. (?) Que ya con que alguien  la haya descubierto y admirado y que haya provocado en el la emoción del comprender la esencia el existir...  puede entonces marchitarse.


La visión me hace sentir como un viviente  mínimo y transitorio e irrelevante ante la inmensidad  de lo diminuto y microscópico que con asombro descubro pese a haber estado siempre ante mis ojos.

Para contrastar mi visión miro al cielo y veo el color del infinito. Color de fondo sobre el cual flota sin aletear un enorme huairao que luego descansara en la ribera de la laguna que bordeo y que espeja para mi (y para todos) el mismo cielo. 

Aun mas mínimo y transitorio e irrelevante me compruebo.


Pese a esta cruda revelación siento soy  parte de este cosmos  

que no esconde su hermosura 

para quien se permita recorrerlo.


Av. Recoleta

  i pasó por la vereda de enfrente. Creo que me miró. Creo. Quizá    solo lo imaginé porque s iguió sin voltearse. No enlenteció su paso. i ...