Despierta mamá! Despierta!
Nuestros bebés están llorando.
Vamos! Acompáñame a ver que les pasa por favor!
Duérmete viejo! Estás soñando.
Nuestros bebés menores tienen ya más de treinta años
y están en sus piezas con sus hijos y maridos.
Vuélvete a dormir.
No mamá. Nuestras hijas están llorando, yo lo sé.
Y si no me acerco a verlas sé que los llantos que escucho me harán llorar a mi.
Y sé que tú los escuchas también.
Cuando nuestras hijas fueron bebés
me levanté cada vez a reubicar en su boca la mamadera adormecedora para que se volvieran a dormir.
Hoy, si siento también que lloran viejo,
pero no podemos ya nada hacer.
Esperemos al amanecer para que al levantarse
puedan llegar aquí y ver que estamos abrazados
durmiendo y sonriendo felices de poder estar así.
Eso les hará saber que la decisión que el alma toma de estar juntos
es para ser felices
tan simple como descubrir que nace del amar el querer vivir así.
Créeme que ya mañana no escucharás a tus bebés llorar
y duérmete viejo ya! que es muy tarde y te tienes que levantar a trabajar.