Me ha llegado un WA con un texto no titulado que comienza con la frase “ Pasados los 50 años o mas de vida, aprendemos que : …”
Lo he leído porque viene de alguien con quien no tenia comunicación desde hace algunos años y antes de eso otros muchos años mas y así, para atrás hasta llegar al día en que le conocí y compartí. De eso han pasado 38 años que me saben a ayer.
No voy a incluir aquí el texto porque si bien es abierto al mundo ciberlector me fue enviado expresamente y lo consideraré como misiva y conversación privada a la que ahora quiero contestar en la misma calidad de abierta pero dirigida a el, sin identificarlo.
18:30
Efectivamente amigo mío yo también siento como dice cada renglón del escrito y como sin dudas sientes tu.
He llegado hasta aquí producto de una inercia que es vital. Irracional y atávica.
Caminando apurado, muchas veces errático , muchas repitiendo tramos.
Tantas veces trastabillando, tantas otras sin notarlo y siempre con independencia de mi decisión de hacerlo. Inconsulto.
Cada vez - veo ahora - recalando en estaciones de paso para tomar un respiro sin tomarlo y siempre breve e interrumpido.
En los breves espacios de tiempo de esos respiros he logrado asir para masticar y enjugar los conceptos que le dan sustento teórico a la existencia y que entiendo son discutibles pero son los míos y que ahora, en virtud de los años que acumulo, puedo expresar con deshinibicion y desparpajo.
Respecto de los pensamientos vertidos en el texto recibido y tras la calificación de amigo que posibilitó para mi su recepcion quiero aportar, después de haber leído, que:
Si. Siento como verdad que aquellos seres que chocaron un día contigo en el camino
y que por razones no científicamente esclarecidas, aparentemente humorales o teleempaticas
caminaron por días pateando similares piedras y compartiendo el mismo abrigo
pasan a formar parte de tu biografía,
y pueden
para efectos literarios
ser llamados realmente amigos.
Se establece así un recuerdo orgánico tipo antígeno anticuerpo capaz de mantenerse latente por siempre.
Y si. El lazo establecido es invisible y perpetuo.
Y si. Pasados años de real alejamiento comunicacional y geográfico puede reactivarse con la intensidad dejada y a partir de allí incrementarse si se intenta y solo dolorosamente verse disminuido.
La mano de un amigo siempre esta extendida.
La disposición para escuchar siempre sin excusas.
El interés por saber de la visión del relatante, vivo.
Me gusta la metáfora del tren con mil vagones que nos lleva a todos hacia un mismo destino conocido desconocido.
Me veo viajando en uno de ellos con mis cercanos. Y veo como en virtud de lo aprendido me paseo - entre paradas - por los demás en los que detecto van esos a los que he calificado según mis patrones, como amigos.
Y si. He elucubrado que en tanto avanzamos vamos pasando a la categoría de pasajeros bisnes y somos cada vez menos en este soñando espacio.
Y si bien nos sentimos tristes porque no está la compañía de nuestros padres ya alejados en virtud de su alejamiento cognitivo, ni está la compañía de nuestros hijos (ya crecidos y ocupados en sus propios enseres construyendo sus futuros) ni está la de nuestros nietos que vienen a vernos solo de vez en cuando, disfrutamos de la comodidad lujosa y del espacio y del silencio de esta categoría de pasajero (deseada tantas veces antaño sin haberla conseguido) nos proporciona ahora.
Y si. El final que ayer tan lejano se intuía hoy lo sentimos (siento) mas a la mano.
Y digo ayer como si fuese ayer sin respetar la temporalidad real.
Mi madre se desembarco ya hace algunas estaciones para adelantarse - según me dijo- para preparar las condiciones del lugar final para cuando fuese nuestra llegada.
Mi papá, aun viajero, habita su propio bisnes vagón y se intercambia con libertad y aparece con frecuencia por el nuestro a enterarse de nuestro estado y del de sus bisnietos y por si hubiesen venido.
Creo que prontamente este vehículo que nos lleva permitirá realizar algunos cambios y he estado pensando en acercarme a una condición que visualizo mas placentera aun que la de pasajero bisnes.
Podré si lo quiero recalar por un tiempo a un costado del mar para ocupar algunos años en tocar guitarra y flauta y saxofón y violin y guitarra y dibujar y escribir mis cartas a alguien real o imaginado.
Podré, cuando quiera, mirar el mar para imaginar lo que hay detrás del sol que se pone e inventar los cuentos que contaré cuando me los quieran pedir quienes disfrutan de la ficción.
Y escuchar las olas reventar con energía en el arenal y verlas retroceder para dejar descubiertas mojadas pequeñas caracolas que podré recoger y guardar para nada, solo por guardar.
Y caminar mas de algún amanecer con los pies desnudos en la arena mojada recogiendo estrellas varadas para retornarlas al mar como leí alguna vez en un cuento sufí que me emocionó por su simple profundidad.
Se amigo que estas cerca de esas olas, de esos atardeceres, de esos crepúsculos mágicos y de esas estrellas varadas en la arena.
Podré entonces quizás acercarme un poco mas, como ayer, para patear alguna piedrecilla que pueda quedar.
Luego, volveré al andén y subiré al bisnes vagón para continuar hasta llegar a ver a mama.
1 comentario:
Que bonito ! Te quiero mucho!!!
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