Vuelve a mi la vision de la rada quieta
que espeja las luces de la misma ciudad dormida de ayer
y vuelvo a sentir en mi alma
la invitación a volcar en sus aguas
la vision de la vida que ebulle en mi ser.
Es inevitable.
Es una mujer
que acaricia mi alma y me acoje en su entraña
y me obliga a volver.
Me entrego gozoso al placer
y me desnudo sin inhibicion;
me sumerjo en sus aguas
y diluyo alli y asi mi pasión.
Soy ahora yo la bahia
que absorbe callada
todas las historias de vida
de quienes en esta noche pueblerina sueñan
y de quienes aun bailan enamorados en el burdel
cuya roja luz del dintel
anuncia su vigencia
y se refleja también en la superficie del agua
de esta rada negra de noche brillante
que me enamora y me apresa
y me obliga a volver.
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