La mejor pinta porque es domingo.
Es el dia que he elegido (ahora ya de viejo) para ir a encontrarme conmigo mismo y hablarme de lo que hice durante la semana que está terminando y evaluar con mi conciencia si me he cumplido lo ayer prometido.
Tome para mi pinta dominguera una de entre las sugerencias de vestuarios estilosos que llegaron hoy en la mañana a mi buzón y que me pareció me sentaría.
Me vestí con ello, me acomodé el lindo pañuelo del conjunto en mi cuello y me miré al espejo largamente hasta que desapareció mi imagen del vidrio.
Caminé por mis calles , mire la gente pasar, escuché sus cantos y lamentos, reparé en los niños, miré el cielo y los árboles y los cerros y los colibríes flotando cerca de la plantación de aloes en la rivera del río.
Llegué finalmente donde mi mismo y tras la larga y esperada tertulia ya estoy de regreso.
Reporto que he reafirmado que soy consciente de haber errado
por haber - entre otras cosas por ejemplo -
expresado menos de lo que debí el amor que sentí hacia quienes aun amo.
Dedicaré la semana que empieza mañana a enmendarlo.
A esta hora veo como tantos de mis coetáneos regresan de sus propias caminatas con sus mejores pintas y con una sonrisa dibujada en los labios tras haber encontrado sin dudas la cuota feliz de superación que buscaron.
Entro a casa a través de la puerta; me veo sentado en el sillón meditador y me fundo en mi mismo.
Suspiro profundo y abro los ojos.
Termino el dibujo.
Lo envío al espacio en el que habitan los que amo para que se sepa que he cumplido.
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