05 febrero 2018

Caldera







El mar se introduce en tierra en largas prolongaciones digitigormes 
hacia donde el agua llega calma 
burlando al viento del mar adentro.

Descansan las barcas durmiendo 
maquilladas impecables 
y duerme así la tarde 
resguardada desde el aire 
por abstemios albatroces y pilpirenes.

No puedo sino mirar callado
y emborracharme despacio 

hasta que la luz del día se caiga en la línea del fondo.

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