El afán último y superior del ser
es lograr que quien a su lado esté,
por efecto de su actuar,
sea feliz.
Que llegamos tarde.
Que fue mal hecho.
Que esto debe terminar definitivamente.
Que el gobierno tiene que intervenir más enérgicamente.
Que si,
que después de esta pandemia todo deberá será distinto.
Todas,
todas,
expresiones escritas en servilletas coleccionables.
Ninguno de estos silentes seudodeseos llegará a Santa Claus
porque sabemos que no está en el baúl de Santa nada de eso.
Sabemos exactamente que son nuestros legisladores
los que escriben el camino y los límites de nuestro actuar
y en representación nuestra.
Son ellos los mandatados por nosotros
y legislan por y para nosotros
lo que se debe hacer y lo que no .
Y lo deben hacer muy bien , muy bien porque de no ser así…
“corren el riesgo de perder nuestra decisión de mantenerlos en esa condición”.
Soy yo el representado .
Eres tú la representada.
Entonces …finalmente
somos nosotros quienes decidimos quien ,
dictará las normas que nos obligarán en la conducta
en el seno de esta sociedad
a la que involuntariamente hemos llegado.
Hemos,
libre y voluntariamente,
decidido quién (legislador, llámese político) decidirá por nosotros
(en representación de nosotros).
Y cada vez
cada cierto tiempo
vamos y elegimos a nuestros representantes.
Cada vez.
Cada vez.
Cierto???
El afán último y superior del ser es lograr que quien a su lado esté,
por efecto de su actuar,
sea feliz.
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