25 febrero 2018

Hoy





Anoche caminé descalzo sobre este espejo de agua perenne hasta acurrucarme en mi pirata abandonado.
Ese pequeño e insignificante que quisiera no verse.
Solo dormité. 
Soñé despierto tantas vidas y tantas veces que aún me quedan ganas de no moverme.
Se recogen las nubes 
El suave oleaje me recuerda la realidad de la vigilia.
Debo retornar.

Me prometí callado: Volveré esta noche y todas las que me queden.
.... o que me puedan quedar.

24 febrero 2018

ANOCHE


 La rada adormecida se recoge. 
Cesa el viento y se arropan con nubes  los botes que se aprontan a dormir mientras se van encendiendo los espantacucos de la ciudad que alcanzan el agua espejada.
Miro desde el cerro mientras cavilo la imagen dormida.
Entrecierro los ojos y escucho ese silencio.

Pienso en todos y me veo caminando sobre el espejo de agua para embarcar en el pequeño pirata que me llevará a soñar con  la noche de mar.

17 febrero 2018

Respuesta a WA




Me ha llegado un WA con un texto no titulado que comienza con la frase “ Pasados los 50 años o mas de vida, aprendemos que : …”
Lo he leído porque viene de alguien con quien no tenia comunicación desde hace algunos años  y antes de eso otros muchos años mas y así, para atrás hasta llegar al día en que le conocí y compartí. De eso han pasado  38 años que me saben a ayer.
No  voy a incluir aquí el texto porque si bien es abierto al mundo ciberlector me fue enviado expresamente y lo consideraré como misiva y  conversación privada  a la que ahora quiero contestar en la misma calidad de abierta pero dirigida a el, sin identificarlo.

18:30
Efectivamente amigo mío  yo también siento como dice cada renglón del escrito y como sin dudas sientes tu.

He llegado hasta aquí  producto  de una inercia  que es vital. Irracional y atávica. 
Caminando apurado, muchas veces errático , muchas repitiendo  tramos.
Tantas veces  trastabillando, tantas otras sin notarlo y siempre con independencia de mi decisión de hacerlo. Inconsulto.
Cada vez - veo ahora - recalando en estaciones de paso para tomar un respiro sin tomarlo y siempre breve e interrumpido. 
En los  breves espacios de tiempo de esos respiros he logrado asir para masticar y enjugar los  conceptos que le dan sustento teórico a la existencia y que entiendo son discutibles pero son los míos y que ahora, en virtud de los años  que acumulo, puedo expresar con deshinibicion y desparpajo.

Respecto de los  pensamientos  vertidos en el texto recibido y  tras  la calificación de amigo que posibilitó para mi su recepcion quiero aportar,  después de haber leído, que:

Si. Siento como verdad que aquellos seres que   chocaron un día contigo en el camino 
y que por razones no científicamente esclarecidas, aparentemente humorales  o teleempaticas 
caminaron por días pateando similares piedras y compartiendo el mismo abrigo 
pasan  a formar parte de tu biografía, 
y pueden 
para efectos literarios 
ser llamados realmente amigos. 

Se establece así un recuerdo orgánico  tipo antígeno anticuerpo capaz de mantenerse latente por siempre.
Y si. El lazo establecido es  invisible y perpetuo.
Y si. Pasados años de real alejamiento comunicacional y geográfico  puede reactivarse con la intensidad dejada y a partir de allí incrementarse si se intenta y solo dolorosamente verse disminuido.

La mano de un amigo siempre esta extendida.
La disposición para escuchar siempre sin  excusas.
El interés por saber de la visión del relatante, vivo.

Me gusta la metáfora del tren con mil vagones que nos lleva a todos hacia un mismo destino conocido desconocido.
Me veo viajando en uno de ellos con mis cercanos. Y  veo como en virtud de lo aprendido me paseo - entre paradas -  por los demás en los que detecto van esos a los que he calificado según mis patrones, como amigos. 

Y si.  He elucubrado que en tanto avanzamos  vamos pasando a la categoría de pasajeros  bisnes y somos cada vez menos en este soñando espacio. 
Y si bien nos sentimos tristes porque no está la compañía de nuestros padres ya alejados en virtud de su alejamiento cognitivo, ni está la compañía de nuestros   hijos (ya crecidos y ocupados en sus propios enseres construyendo sus futuros)  ni está la de  nuestros nietos que vienen a vernos solo de vez en cuando, disfrutamos de la comodidad lujosa y del espacio y del silencio de esta categoría de pasajero (deseada tantas veces antaño sin haberla  conseguido) nos proporciona ahora.

Y si. El final que ayer  tan lejano se intuía  hoy lo sentimos (siento) mas a la mano.
Y digo ayer como si fuese ayer sin respetar  la temporalidad real.

Mi madre se desembarco ya hace algunas estaciones para adelantarse - según me dijo-  para preparar las condiciones del lugar final para cuando fuese nuestra llegada. 
Mi papá, aun viajero, habita  su propio bisnes vagón y se intercambia con libertad y aparece con frecuencia por el nuestro a enterarse de nuestro estado y del de  sus bisnietos y por si hubiesen venido.

Creo que prontamente este vehículo que nos lleva permitirá realizar algunos cambios y he estado pensando en acercarme a una condición que visualizo mas placentera aun que la de pasajero bisnes. 

Podré si lo quiero recalar por un tiempo a un costado del mar para ocupar algunos años en tocar guitarra y flauta y saxofón y violin y guitarra y dibujar y escribir mis cartas a alguien real o imaginado. 
Podré, cuando quiera, mirar el mar para imaginar lo que hay detrás del sol que se pone e inventar los cuentos que contaré cuando me los quieran pedir quienes disfrutan de la ficción.
Y escuchar las olas  reventar con energía en el arenal y verlas  retroceder para dejar descubiertas mojadas pequeñas caracolas  que podré recoger y guardar para nada, solo por guardar. 
Y caminar mas de algún amanecer con los  pies desnudos en la arena mojada  recogiendo estrellas varadas para retornarlas al mar como leí alguna vez en un cuento sufí que me emocionó por su simple profundidad.

Se  amigo que estas cerca de esas olas,  de esos atardeceres, de esos crepúsculos mágicos y de esas estrellas varadas en la arena.
Podré entonces quizás acercarme un poco mas, como ayer, para patear alguna piedrecilla que pueda quedar.

Luego, volveré al andén y subiré al bisnes vagón para continuar hasta llegar a ver a mama.


















06 febrero 2018

Vivir aqui











 



Mmmmmm!! 
Quizá siempre debí
vivir aquí. 
Mmmmmmm!


Vengo una vez al año
a encontrar esta visión del planeta
y cada vez redescubro que contiene 
una existencia mínima 
como todas 
pero que es la mía
y cada año me digo callado 


Mmmmmm!! 
Quizá siempre debí
vivir aquí. 
Mmmmmmm!


05 febrero 2018

El Casorio de mi hermano Pato




Se había detenido el vagón en una  estación intermedia 
porque mamá se sintió un poco indispuesta 
y requería del apoyo de enfermería.
Yo y mis hermanos esperamos jugando 
entre los asientos y los bultos 
a que regresaran papá y mamá para continuar 
con el viaje que comenzaba a entretenernos  
y cuyo destino final no era cuestión  de nuestra incumbencia.

Despues de muchísimo  rato (no recuerdo cuanto)  que se nos paso insensible porque jugábamos sin las restricciones acostumbradas ,
los vimos aparecer  caminando por el andén, 
acercándose muy lentamente. 
Papá traía un bolso en una mano y con la otra
abrazaba   a mi madre que traía entre sus brazos, 
acunado, 
un bulto cubierto con chales  al que miraba fijamente 
con la ternura tan propia de ella dibujada en su rostro.

Subieron al vagón, al nuestro, al tiempo que el pito de la locomotora avisaba la reanudación del periplo.

Reparamos de inmediato en que mamá ya no tenia su barriga hinchada como antes de bajar en la parada. 
Nos tuvo que explicar con un  relato breve y muy preciso que el bebe que incubaba se había sentido incómodo, apretado ya en su guatita porque había crecido y el espacio le quedaba chico y ademas  había  decidido salir porque quería  conocer a sus hermanos: nosotros. 
Por eso la parada y por eso la enfermería y por eso tanto rato.
Este es vuestro hermano, nos dijo ,  mientras el bultito dormía plácido en un  canasto  de mimbre especialmente adecuado, a su lado. 
Nosotros alrededor mirábamos embelesados. 
Agregó:  le llamaremos  Patricio.

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Han pasado desde  ese lejano momento 50 estaciones y sus paradas  y seguimos viajando.
Mamá ya no. Se despidió hace algunos años  porque , dijo, tenia que ir a preparar nuestros espacios para cuando llegáramos al final del camino. Ella siempre se ha preocupado por el bienestar de cada uno de nosotros  y de cualquiera que se encontrare dentro del espacio en que habitamos. Por eso no nos pareció extraño que decidiera abandonarnos y esperamos confiados reencontrarla al terminar este viaje.

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Al momento tengo ya ocho nietos en total de cada una de mis cuatro hijas.
De mis tres hermanos tengo seis sobrinos en total. Dos de ellos , ya  jóvenes adultos, hijos de mi hermano Pato.


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El tren en que viajo, el mismo, se ha detenido hoy   en una parada heterodoxa   kilometros antes de la estación numero 50.
Me asome a la ventanilla y descubrí en el lugar  un camino de tierra bordeado de arboles al fondo del cual una  casa de campo al momento  rodeada por una gran concurrencia de personas elegantemente vestidas reunidas en   grupos que reían y gesticulaban en animadas conversaciones.  Dispersadas alrededor de la casa y  a la vera de una blanca  piscina incrustada en una extensa alfombra  de césped peinado rigurosamente claramente esperaban el comienzo de un evento.   

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Impulsado por una emoción galopante rebusqué en el baúl de la ropa mas elegante que he comprado  (y que me acompaña por años)  y saqué los   antiguos trajes usados en los matrimonios de mis hijas. Casi todos   de tallas bajas, casi juveniles   que no había regalado porque albergo,  como muchos,  la secreta esperanza de que con algo de dieta y de gimnasio rescataré el tallaje de antaño y los podré volver a lucir.  
Hubo uno que si pude abrochar y que sentí cómodo.  

Ya disfrazado de formal  bajé la escalinata y me adentré en la comparsa  para confundirme  entre la gente como un invitado más sin despertar sospechas.
Al cabo de poco rato y de varios saludos descomprometidos y de solo  formalidad para desconocidos amistosos, una voz en off en ocultos parlantes anunció el comienzo de la ceremonia: Matrimonio civil  privado.

Ahí estaba yo, 
elegantemente vestido a espaldas de los novios,  
de frente a la piscina, 
en primerísima fila.

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Bajo el ancarpado blanco dos hileras de mesas preparadas para un ciento  con una  principal al fondo que las encuadraba y que evidentemente estaba reservada para los novios y los demás principales del evento.
Sentado en la primera mesa desde la entrada desfilaron ante mi los comensales que se fueron acomodando selectivamente lugares allá y lugares acá. 
El azar sentó a mi lado a un matrimonio algo mayor, comerciantes gastronómicos locales , acampados totales  que declarando tácitamente como grupo de cena  a la mesa mía y a la ellos,  me integraron como si me conocieran desde siempre y me contaron mientras comíamos, en forma jocosa entretenidas anécdotas y sucesos de esa tierra con los que reí de buena gana. 
Después del postre se generó espontáneamente el momento  de los sentidos discursos. 
Sin inhibiciones el micrófono fue amplificando el sentir expresado improvisadamente por muchos de los asistente. A decir verdad (y en virtud del estilo extrovertido comunitario), por casi todos. Casi.
De pronto frente a mi una mano extendida me apuraba un microfono con la  clara indicación de que era mi turno de discursear y dirigirme a los novios y a la concurrencia con un  texto atingente y en mi calidad de hermano mayor del novio.
No podía negarme.  No debía. Y porque habría de hacerlo?
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El hermano mayor del novio.
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Patricio Rafael. Hermano mio. El menor:  
Con tu permiso  mencionaré algo solo  porque es atingente  al sentido de este acto.
Tienes ya casi casi cincuenta años. Verdad hermano?
Has decidido, tras veinte y cinco de total convivencia con Sole,  formalizar,  ante un   público amorosamente seleccionado,  tu union.  
Tu union ya ejecutada.  
Has decidido ritualizar en privada / pública ceremonia 
la estampación de  tu firma en la hoja principal de la libreta 
que en nuestra constitución declara por fuerza de ley 
la  union civil  entre dos que asi lo quieren. 

Y tu lo has querido desde siempre.
Y sin rubrica ninguna la has consumado.

Hoy, haciendo uso  de tu ya  avezada creatividad, 
nos has convocado para presenciar una declaración de amor desenfadada, irónicamente estructurada, 
extemporánea para el vulgo, 
perfecta para las sensibilidades no azarosamente aqui  reunidas.

Acá estoy hermano
desde el principio
para aplaudir tus decisiones, disfrutar de tus logros
y para verte lucir gozoso ese anillo dorado.

Nada cambiará  de lo bueno. Créeme
Es solo distinto  ahora el que hay muchos testigos 
de lo has gritado y sellado.

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Vuelvo al vagón que me viene llevando.
Siento el pito del maquinista que apura al resto.
Nos vamos. Todos arriba viajando.
Solo que en distintos carros del mismo gusano.
Te propongo Pato y a mis nuevos conocidos
que nos vayamos juntando a discursear o a cantar  y a bailar 
en cada parada 
hasta antes de llegar al destino.
Te parece hermano?

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Caldera







El mar se introduce en tierra en largas prolongaciones digitigormes 
hacia donde el agua llega calma 
burlando al viento del mar adentro.

Descansan las barcas durmiendo 
maquilladas impecables 
y duerme así la tarde 
resguardada desde el aire 
por abstemios albatroces y pilpirenes.

No puedo sino mirar callado
y emborracharme despacio 

hasta que la luz del día se caiga en la línea del fondo.

04 febrero 2018

Compañero B





Compañero B
Te ruego sepas disculpar mi inasistencia.

No puedo dejar el lugar ni las actividades que tengo programadas y de las que soy presa ya casi el tiempo correspondiente a una cadena perpetua.
Fui llamado violentamente a recordarte en tu imagen  y 
(en  lo que mi ya deteriorada memoria me permite rescatar)  
en tu ser. 
Y digo violentamente porque fui llamado pero no para reencontrarnos 
porque precisamente en ese mismo instante ya te habías marchado. 
Y marchado para no regresar.
Para no regresar jamás!

Esa frasecita me ha dolido hasta el alma.
La decisión de marcharse  es extrema. 
Es extrema porque es  ajena y ademas irreversible. 
Y por extrema, dolorosa.

¿como puedo pedir ahora si quisiera las disculpas si tu ya no puedes recibirlas ni aunque grite?
¿como te puedo explicar justificando que no busqué tu contacto porque estuvo embotada mi razón con lo cotidiano y cegada mi visión  para la verdadera razón del existir hasta ahora que recién intuyo y empiezo a descubrir?

 En este vagón de tren de trocha angosta 
 en el que nos embarcamos agrupados por azar hace ya demasiado tiempo, 
demasiadas estaciones  
y con un rumbo impuesto y predeterminado 
hacia un destino intuido como una playa 
a la que aún sin conocerla le  tengo terror.
En este vagón:
aún estoy.

Lo recorro   caminando mientras  avanza y comparto con los que - por cercanía - me voy topando. 

Reconozco ahora,  tras tu llamado de atención,  que me he mantenido torpemente limitado en este espacio. Espacio de comodidad.  Y que me he farreado el placer que tras traspasar la frontera vidriada de entre vagones se puede encontrar al conocer de los  viajantes pululantes  vecinos,  sus experiencias, sus visiones, sus sueños y pretensiones. 
Me he perdido del saber de sus goces y de sus temores. De sus hobbies y religiones y acercamientos o politicos rechazos.
Es limitado el numero de almas a las que he podido conocer en este reducido espacio en el que insensiblemente me he confinado y es que es cada vez menor mientras se avanza.
Es un inconsciente espontáneo libre encierro.

Quisiera acceder a escuchar mas elucubraciones sobre el como será la playa a la que vamos (final del recorrido) y quisiera saber de mas reflexiones respecto de lo que significa el simplemente estar en este movil. 
Eso quiero ahora con fuerza.

Compañero B
Quiero contarte - aunque se que no te llegarán ya mis palabras (porque - y soy de esto responsable- las estoy expresando tarde), - que hace dos estaciones he empezado a cambiar temporalmente  de carro, he traspasado la vidriada frontera  y en ese breve estadío he encontrado  a un contingente cabalístico de conocidos enteramente desconocidos y a los que, pese a lo breve y esporádico del trayecto conjunto, los he ido  reconociendo.
Me lamento por no haberlo hecho antes. Es un lamento tardío, lo entiendo, pero en parte remediado por lo que te cuento.
Quizá si hubiese sido mas impetuoso y atrevido, hubiese podido alcanzar otros carros y asi el que te albergaba que ni imaginé llegar.
Te habría saludado con un abrazo fuerte, desinhibido y sincero y  habría inquirido relatos pormenorizados de tu hechos y te habría contado con elocuencia de los míos  y habríamos convenido otras rejuntas en otras recaladas y estaciones. Quizá.

Me estoy preguntando: ¿ puedo ser impetuoso a partir de ahora y por lo que resta del viaje? 
Para practicar consecuentemente   lo que subyace es que promoveré el intercambio de comentarios a preguntas como esta en forma cotidiana a través de algún diario.
Quiero afianzar mis vivenciales conclusiones para preparar mi actuación en aun no solicitada y la que me tocará en la fiesta próxima a ocurrir en la arenosa y brillante playa a la que vamos. 
Quiero ir dejando en cada detención de carros muestras de mis trabajos y de mis meditaciones para que sean descubiertas fácilmente por mis  amores cuando me ausente y para que ojalá les sirvan en sus propios viajes y minimicen con ello  los errores y desaciertos que de viajantes he ido descubriendo.
Estoy aprendiendo ademas a disfrutar del trayecto con independencia del disfrute que deberé encontrar en la playa a la que vamos y de eso también quiero dejar rastros.

Compañero B
Que forma tan espléndida de recordarme que no puedo desperdiciar  con ensimismamiento egoísta  mi permanencia en este traca traca que tu dejas y que no debo distraer un solo segundo mi atención de quienes a mi lado quieren mostrarme sus sentires y sus experiencias.


VDCT (vamos dándole con todo) es la arenga que he inventado en consecuencia.



Av. Recoleta

  i pasó por la vereda de enfrente. Creo que me miró. Creo. Quizá    solo lo imaginé porque s iguió sin voltearse. No enlenteció su paso. i ...